domingo, 3 de febrero de 2008

No tan, tan rico...

Finalmente sucedió, ya le cantaron “Bye, bye tristeza” a nuestro buen amigo “Muy, muy rico”. No sé qué tan rica haya sido para él la experiencia, pero luego de c*garla en repetidas ocasiones con su incompetencia e impotencia, al grado de poner en peligro contratos con empresas clientes más importantes de la zona, la alta gerencia decidió correr a este pintoresco personaje.

Sucedió un martes 22 de enero, el día pintaba para ser de lo más normal, hasta que media hora antes de la salida, acudió una de las chicas de Recursos Humanos para “platicar” muy, muy rico y darle su merecida patada en el trasero y correrlo. Los argumentos, aparte de cuatro faltas injustificadas, fueron la puesta en peligro de nuestra empresa hacia sus clientes; ya había demasiadas quejas por el mal servicio del compañero y sobre todo pérdidas económicas. Fue muy risible enterarme que el señor quiso demandar pero no procedió, pues el despido en este caso era más que justificado.

Soy testigo de que se le dieron demasiadas oportunidades, muchísimas más de las que le hubieran brindado en otro lado. En nuestro mundo moderno de competitividad, o te pones las pilas o te lleva la fregada, como le sucedió a “Muy, muy rico” de treinta y dos años.

Ya con anterioridad les había platicado de “Muy, muy rico”, era un señor aparentemente súper agradable, simpático y servicial; hasta que lo conocías. Yo que lo capacité, lo califico como “La peor porquería que he conocido en esta empresa” pues detrás de su “buena onda” se ocultaba una personita bastante nefasta, aparte de idiota y lento para aprender era metiche, hablador, incompetente y una serie de cochinadas más. Para el trabajo nunca la armó, faltó cuatro veces y cuando se le pidió justificante simplemente explicó que había faltado porque la presión lo estaba asfixiando (vaya pretexto más imbécil), se le cayó y arruinó la cartera que se le había asignado y jamás entregó nada a tiempo. Pero eso sí, para hablar mal de sus compañeros, para criticar, para aprovecharse de la estúpida Güera mono negro, para el chisme y para hacerse p*ndejo, para eso sí era muy bueno. Ahora gracias a todo eso Dhalsim, su ex jefe está que no se la acaba de presiones por la alta gerencia por no haber hecho nada en su momento, además de tener que resolver todos los problemas que dejó.

Cuando les conté por primera vez de esta especie de Pedro Picapiedra horroroso, les dije que era un “loser” que era casado y no tenía ni coche. Bueno, pues “Muy, muy rico” como es muy coqueto y simpático se ganó el corazón de Güera mono negro, una treintona, solterona, desesperada, poco cogida y en plan de lo que sea con quien sea. Ah, pero Güera mono negro sí tiene coche, luego entonces, “Muy, muy rico” y ella se hicieron amantes, aún cuando el señor es casado; pero bueno, en el AMORE esas cosas no importan. Así que de ahí en adelante él ya llegaba a la oficina conduciendo el automóvil de su amor prohibido de oso negro. Vaya que hay mujeres muy tarugas, no me explico cómo caen en eso. La estúpida se tenía que levantar más temprano para pasar a recoger a su amado hasta su casa al otro extremo de la ciudad y que ya de ahí él manejara el coche hasta el trabajo.

¿Qué le pudo haber dicho “Muy, muy rico” a Güera mono negro para que aceptase andar con él? Ya me imagino el típico choro: “Mira, soy casado, pero no soy feliz en mi matrimonio, mi esposa no me comprende y tengo muchos problemas con ella, tanto que ya estamos en proceso de divorcio; pero tú sí me haces feliz, contigo me siento pleno y te amo más que a mi esposa”. Esas babosadas yo creo que ya no se las traga ni una morra de la secundaria técnica número 23, pero bueno, así fue.

Imagínense el cuadro más romántico del mundo: Él y ella en el cuatro de empleados intercambiando miradas, sonrisas y discretas caricias mientras ambos se tragaban la torta o el lunch que había mandado la esposa de “Muy, muy rico”. Insisto en que el verdadero motivo de ese ridículo y grotesco noviazgo es el automóvil de Güera mono negro. Además, supe de muy buena fuente que la famosa esposa es la que realmente mantiene la casa, pues su sueldo es bastante superior al de su maridito; siendo así no creo que él se atreva ni siquiera a pensar en dejarla.

Ahora que ya no trabaja en esta empresa, me pregunto cuánto tiempo durará su affair con la chica de teñida cabellera color rubio, mientras que por debajo lleva un mono más negro que la noche más oscura. Pronto empezará a ignorar sus llamadas hasta botarla seguramente.

Pude darme cuenta que “Muy, muy rico” realmente no tenía ningún amigo aquí, pues nadie lloró su partida, al otro día ya nadie se acordaba de él. Y así se acaba para siempre este capítulo del personaje más chafa que puede existir, sin pena, ni gloria. El cierre perfecto para una porquería así.

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