domingo, 17 de febrero de 2008

El día de San Valentín


¿Alguien se había preguntado sobre el origen del famoso día de San Valentín? Ese día en el que casi todo el mundo festeja “El amor y la amistad” llenando los cafecitos, los bares y restaurantes agotando globos rojos, tarjetas, corazones de chocolate y miles de rosas.

Muchos también le llaman “El día de los enamorados” y ya se imaginarán cómo se desbaratan por sus parejitas por la ocasión.

Yo estoy más de acuerdo con el concepto de “Día de los enamorados” porque todo el mundo elogia ese día el hecho de tener amante, pareja, media naranja o su peor es nada, o lo que sea, y los que no tienen, pueden consolarse celebrando la amistad; así que nadie se queda sin festejar. Yo entiendo que el amor es universal y no se limita sólo a una pareja, puedes amar a tu familia, a tu patria, a tu mascota, o a lo que se te ocurra; por eso yo mejor nombraría el 14 de febrero como el día de los novios y de los amigos, dejando a un lado el concepto de amor.

Pero como conciba yo el concepto del amor y motivo de su celebración justamente a la mitad de febrero no es el tema de esta entrada de blog, lo que me interesa es su origen, ¿por qué el 14 de febrero y qué tiene que ver San Valentín, si se supone que los santos no pueden casarse ni tener novia? ¿Desde cuándo se festeja?

Pues resulta que la festividad de San Valentín tiene su origen en una leyenda (como todas las fiestas) y según la tradición, en el año 270 d.C., Roma enfrentaba una fuerte decadencia militar, a la cual el emperador Claudio III hizo frente prohibiendo el matrimonio, considerando que los hombres casados rendían menos al frente de batalla por tener demasiadas ligas emocionales a su familia.

Inconforme con esto, el Santo Valentín, un obispo de la iglesia de Cristo, comenzó a celebrar en secreto los votos del matrimonio a las parejas de jóvenes enamorados que a él acudían. Al enterarse el emperador de la rebeldía de Valentín a su decreto y de las uniones religiosas que realizaba, mandó aprisionarlo y mediante castigos y presiones intentó que el obispo renunciara a su fe y a realizar el sacramento del matrimonio; pero ante la negativa de éste, finalmente lo condenó a morir.

Cuenta la leyenda que durante las últimas semanas de vida del Santo en prisión, mientras esperaba el día de su ejecución; uno de sus carceleros reconoció en Valentín a un hombre de letras y le llevó a su hija, de nombre Julia, que era ciega de nacimiento, para que recibiera lecciones de él. Así que Valentín le leyó cuentos y textos de la historia romana; con paciencia y dedicación le enseñó aritmética y le habló de su Dios, hasta el punto de conseguir el milagro de devolverle la vista.

Aún con el milagro que el Santo había realizado no se salvó de su ejecución, pues en aquél entonces el cristianismo estaba prohibido. En la víspera de su muerte, Valentín escribió una carta a Julia pidiéndole que se mantuviera cerca de Dios y la firmó “De tu Valentín”, sin imaginarse que así daba origen a la tradición de enviar mensajes de amor en esa fecha. El obispo fue ejecutado al día siguiente, en la mañana del 14 de febrero de 270 y según se dice se plantó un almendro cuyas flores en la primavera son de color rosa pálido y que hoy en día es el símbolo del amor y la amistad.

Una particularidad destacable de esta celebración, dejando a un lado el romanticismo y significado de la leyenda, es que en 1936 la compañía chocolatera Morozzoff impuso la moda de regalar chocolates con fuertes campañas publicitarias. En aquel entonces la tradición consistía en que la mujer regalara chocolates y dulces al hombre en compensación por su devoción. Fue desde el siglo XX que se introdujo el intercambio de postales masivas, práctica a la que después se sumó dar otro tipo de presentes, como rosas y globos.

En mi oficina por ejemplo, ese día muchos compañeros llevaron paletas y chocolates y los estuvieron obsequiando como muestra de amistad. Un pretexto padre para entregarse al consumismo, con esa conclusión cierro esta entrada…

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