martes, 3 de mayo de 2011

Solicitud

¡Necesito un milagro y lo necesito HOY!

viernes, 22 de enero de 2010

Cuántas lenguas

Nunca esperé encontrar al León que me preguntara cuántas lenguas se necesitan para guiar al ejército de las hormigas rojas hasta el peral. Ni siquiera imagino para qué podrían querer ir a ese árbol tan seco como la arena del desierto; pero seguramente su pregunta tenía alguna mala intención porque no es usual que se cruce en las vías de un individuo que no tiene nada que ver con sus dominios.

Alguna vez me dijeron que no me fiara de él, pues es traicionero y rara vez cumple su palabra; tiene unas garras tan mordaces como dagas y una fuerza que supera la de tres osos juntos; pero es tan cobarde como el hielo que se derrite ante el sol y tan incongruente como las alas de una vaca. Ese mismo León que en su ignorancia quiso vender el carbón cual diamantes y construir un castillo con palillos e hilo sobre un montón de hojas desecas por el otoño.

-“No lo sé”, “No me importunes con tus enigmas”, le respondí y corrí tan rápido como pude sin voltear un instante atrás, porque entonces lo hubiera visto justo detrás de mí con una sonrisa maliciosa y merodeándome cual fiera al asecho de un ciervo vulnerado.

viernes, 30 de octubre de 2009

Calaverita

El día de los muertos se había quedado hasta bien llegada la mañana-
aplicando Libernómina el empleado que responde al nombre de Manuel Magaña-
cuando por sorpresa recibió la visita de la muerte con todo y su guadaña…
-“¡Insensato! ¿Qué haces trabajando mientras deberías estar descansando la pestaña?”
Preguntó la huesuda mientras se mostraba arrebatada…
-“Aquí sacando la chamba”, contestó Manuelito con un nudo en las entrañas…
Con gesto despectivo después le dijo la calaca: “No me agradan los de tu calaña”
-“Que en lugar de recordar a los muertitos en su morada…
…Se ponen a trabajar desde bien entrada la madrugada”.
-“Mejor te llevo pa’ que te encuentres con tus difuntitos,
al fin y al cabo el paso a la muerte dura solo unos minutitos”…
-“No me lleves flaquita”, suplicó Manuel llorando hasta las lagañas;
-“Te prometo hacer un altar a mis muertitos y rezarles sin mucha maña”.
-“¡No trates de convencerme con tal patraña!
¡Que ya te eché el ojo y no te salvarán tus artimañas!”
-Dijo la muerte mientras preparaba su parca.
Al otro día los compañeros hallaron muerto a Manuelito sin sospechar su hazaña,
encontraron su cadáver patas pa’ arriba, tal y como se mueren las arañas.

miércoles, 14 de octubre de 2009

El piso blanco y la pantera negra

Pues ahí estaba yo, solo en una especie de zoológico en el cual sólo existía el color blanco; había blanco por todas partes y aparentemente nadie alrededor; no recuerdo si grité y pregunté algo y mucho menos si alguien me respondió… Sólo trataba de ubicarme en aquel extraño lugar, cuando de repente caí en la cuenta de que también me encontraba en una jaula de vidrio; un enorme cubo cuya área resultaba extremadamente complicado medir, pues como les comentaba, el fondo del lugar era blanco, lo que incluso hacía difícil distinguir el arriba del abajo, la derecha de la izquierda. No estaba atemorizado, pero sí extrañado de encontrarme en semejante lugar, y más aún como una especie de prisionero.

Recuerdo haber mantenido la vista fija en lo que parecía una puerta al otro lado de la jaula, cuando caí en cuenta que no estaba solo en el encierro; había también ahí una imponente pantera tan negra como las mismas profundidades y con sus penetrantes ojos amarillos puestos sobre mí. Me sentí enormemente amenazado y me asusté por supuesto; y entonces el felino enjaulado junto conmigo, sintiendo mi temor y nerviosismo comenzó a merodearme inquietamente, justo como lo haría cualquier fiera dispuesta a cazar en el ilusoriamente reducido espacio de una celda de cristal.

Después de rodearme varias veces, finalmente la pantera decidió atacarme pero con la gentileza de no causar demasiado daño, solamente me mordió el brazo derecho. Aunque la mordedura, según recuerdo no me causó dolor físico yo permanecía pávido y cohibido ante la situación aún cuando después de la embestida, la pantera se retiró a un rincón… Probablemente sólo quería advertirme de su presencia, o quizá simplemente estaba defendiendo su territorio en aquel obtuso lugar, o factiblemente lo que ocurrió ahí es el símbolo de algo a lo que hay que temer.

martes, 13 de octubre de 2009

Martes

A lo mejor ni se den cuenta, pero la fuerza detrás de cierto designio revolotea in tempestuosa y éste no es definitivamente el tiempo de aflojerarse. Esta semana ha sido un mar en calma, pero hoy precisamente no me pasaron inadvertidas las malas intenciones y la atención negativa de cierta personita hambrienta de la presencia y motivación de los demás para que las cosas le sucedan. Ya entiendo por qué los lastres y las malas vibras rodean permanentemente a alguno que otro.

Así es, esa persona que se dice "cercana" ha sido bastante poco cooperativa y muy egoísta pero yo no me culpo por ello; no tengo por qué solidarizarme con semejante conducta y formarle nubes negras a mi mar en calma de esta semana. Y es que las responsabilidades adicionales y prolijamente innecesarias crearon el martes cierta distracción que me obliga a reconocer dónde residen las verdaderas lealtades. Aunque me dio la impresión de perder el tiempo en intentos de avanzar, no me desesperé, fue simplemente un mal día.

Realmente necesito hacer una pausa de las presiones de la insistencia para que este fin de semana pueda dedicarme a crear un espacio (que no tenía) de aquello que me pone nervioso. Las cosas saldrán de acuerdo a lo planeado.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Una lección para los zorros

El último día de la primavera, la madre zorra habría de expulsar a sus dos hijos ya adolescentes de la madriguera, según la tradición de los mamíferos. Antes de darles el adiós definitivo los abrazó y les dijo:

—Hijitos míos, lo que voy a hacer me parte el alma, pero así es la ley de la naturaleza y ha de acatarse. Hoy deben apartarse de mi lado y aprender a vivir por su cuenta. Les he enseñado cómo cazar, cómo resguardarse del frío y cómo mantenerse a salvo del peligro; pero antes de que se vayan necesito que asimilen una lección más: El mundo es cruel y no tiene lugar para los débiles; si no son capaces de cuidar de sí mismos a partir de este momento, no les garantizo su supervivencia allá afuera.

Nunca se den el lujo de tener un momento de debilidad, ya que por desgracia, en ese momento podrá venir un depredador y despojarlos de cuanto pueda, incluso la vida. Es difícil y tantas veces injusto; pero no me pregunten por qué.

He de decirles también que allá afuera, llegará el momento en el que tampoco podrán confiar ciegamente en nadie, en nadie, ni siquiera entre ustedes porque hasta los hermanos pueden traicionarse por comida, una madriguera o por una pareja.

Deben saber también que nunca podrán pasear libremente por el territorio de otros zorros y que la envidia es inherente a la naturaleza de nosotros. Anden siempre con cautela y estén atentos al acecho de un depredador; la confianza es sólo momentánea y conveniente a la vigilia.

Por último, tengan siempre presente en momentos de soledad y asilamiento que todos los seres vivos nacemos solos y morimos solos.

Habiendo terminado de enseñar la última lección sus hijos, la madre los besó y escoltó a la puerta, donde les pidió que se alejaran sin voltear y cuando estuvieron los suficientemente lejos, ella desapareció para siempre de ese hogar. En un principio los dos zorros decidieron mantenerse unidos, pero al cabo de la estación más fría y con menos alimento se separaron y por suerte no volvieron a encontrarse jamás.

domingo, 19 de julio de 2009

En busca de...

Las cosas últimamente han resultado patéticas, pero, no del todo inesperadas; y es que cuando te preguntas por qué razón el destino se ensaña con algunas personas poniéndoles pruebas que parecen imposibles de superar y que las circunstancias tienden a empeorar antes de mejorar, te das cuenta que la cacería por la felicidad es un círculo que termina y vuelve a empezar.

Habremos de comenzar y finalizar el círculo tantas veces, como dure el ciclo mismo de la vida. Al cuestionar por qué un curso no puede quedar estático en el punto que consideramos "el más alto" en ese momento, se torna tan difícil mantener viva esa chispita que nos da los ánimos de seguir adelante y que se llama esperanza, la cual nace cual débil como la flama de un cerillo y muere tan efímeramente que parece sólo un suspiro.
Esa esperanza que con el caminar de los meses y luego años se transforma en una espera que lejos de seguir siendo alentadora se vuelve inútil y frustradora. Cuando todas las luces empiezan a apagarse y son tan pocas las que se encienden; siempre recuerdo lo que la serpiente le dijo a Eva: -"No puedes confiar en nadie".


No sé decirles si ya pasaron sus pruebas; pero si las dificultades persisten, entonces me hace pensar que no, pero si es lo contrario, entonces tampoco sabría explicarles el por qyé permanecen detenidos y no logran cerrar el círculo en el que se encuentran ahora, pero no tener en este momento las respuestas es tan alentador como tenerlas porque por un lado sabrìan qué esperar y por el otro el anhelo alimenta como un poderoso combustible el motor de la búsqueda.