El repertorio de golosinas que comúnmente consume un niño mexicano va desde dulces, caramelos, papitas, cacahuates pasando por salsas, chiles y sobre todo paletas enchiladas del infierno. Ahora bien, haciendo una clasificación ordenada de menos tóxico a súper tóxico voy a recapitular de qué son capaces los dulces mexicanos:
***Sección dulce (poco tóxica)***
En la foto aparecen los Jarochos, que son caramelos duros de cajeta con canela. Los jarochos son geniales, porque además de la cajeta tiene un ligero sabor a canela. Lástima que en la bolsa salga un tipo que parece una caricatura de Sadam a lo vaquero. Los chiclosos de cajeta son como sugus (un poco más duros) de cajeta. Son como los jarochos pero sin la canela y sin Sadam, así que pierden en gran parte el encanto. Las paletas de cajetas son la equivalencia de las "chupa chups" de Estados Unidos; éstas, están bastante bien porque a mí me encanta la vainilla y lo mejor de todo es que la tira con 20 paletas cuesta sólo $10, así que cada paleta cuesta sólo cincuenta centavitos de nada.
***Sección cacahuetil (tóxica pero del buen rollo)***
Éstos, junto a la última sección (la súper tóxica) y las Sabritas Picantes son la cúspide en el templo de las golosinas mexicanas. Hay tantos tipos de cacahuates que se puede comer un tipo diferente dos veces al día durante una semana entera. Además el mercado de cacahuates japoneses corrientes y dudosos en México está dominado sólo por dos marcas: los Kirumaya y los Nipón que yo comía de pequeño en los recreos. ¡Me abstendré en hacer rimas por respeto a esta gran marca!
Las 4 variedades cacahuatiles más comunes son: "Cacahuates cubiertos con trigo y sazonados con limón", "Cacahuates tostados estilo japonés" (los clásicos de la bolsa azul), "Cacahuates cubiertos con trigo y sazonados con chile chipotle" (Hot Nuts) y los "Cacahuates sazonados con chile y limón".
Aquí encontramos a los Sabritones, las Sabritas picantes, la salsa San Luis, Valentina en todas sus presentaciones, salsa Búfalo y similares.
***Sección cagadera infernal (requetetóxica) ***
Estos son Los Miguelitos y yo solito me comí prácticamente toda la producción a principios de los 80's. Hay en presentación líquida y en formato polvo. Este pequeño generador de diarreas y perforador de intestinos está hecho de azúcar, sal yodatada, ácido cítrico, chile piquín molido y harina de soya. Nada más ni nada menos. El sabor es exquisito y el azúcar y el limón hacen que el picor no sea demasiado fuerte y hacen del Miguelito mi chuchería infernal preferida.
Finalmente en esta categoría están todas las paletas Vero y similares. Paletas de caramelo macizo con distintos sabores, todas con la característica de estar cubiertas por una capa de chile guajillo y sal. Tienen la pinta de un potente mata ratas y estoy convencido que lo serían si consiguiéramos que una rata se comiera una paleta de estas. Yo era un fan extremo de las Vero Elotes o de los Pollos Asados (el mismo tipo de paleta pero con forma de pollo y otro sabor al final); tanto que incluso chupaba el palo de la paleta que también tenía algo de chile impregnado.
Así que para concluir esta entrada, México es la gran nación del terrorismo alimenticio donde hasta las golosinas son más peligrosas que un loco inyectando SIDA en un centro comercial y sin embargo yo aún añoro los Pelón Pelo Rico, las paletas Vero y los diabólicos Miguelitos.